Este verano se ampliará la experiencia piloto a las poblaciones de Puebla de Obando y Cilleros. La práctica indica la necesidad de cambiar las tarjetas sanitarias de banda por otras de chip
Los habitantes de Santa Amalia (Badajoz) y de Malpartida de Cáceres (Cáceres) son los únicos extremeños que han ganado tiempo a lo largo del último año. Los más beneficiados con un aumento de sus horas aprovechables y disponibles han sido los enfermos crónicos, los que tenían que acudir a su médico del centro de salud con bastante frecuencia para pedir la receta de sus medicamentos habituales.
Desde marzo del 2007, cuando se comenzó en estas dos localidades el proyecto piloto experimental de la receta electrónica, la mayoría de los enfermos con tratamientos a medio y largo plazo han reducido sus visitas al médico de forma radical, hasta el punto de que las consultas a los facultativos que participan en la experiencia se han reducido el 40 por ciento.
Así lo apuntan las conclusiones iniciales del balance del primer año del proyecto piloto realizado por los Colegios de Farmacéuticos de Badajoz y de Cáceres.
Sus dos presidentes, Cecilio Venegas y Pedro Claros, se mostraron esta semana muy satisfechos por los beneficios obtenidos hasta ahora por el sistema en la primera experiencia desarrollada en el sistema público de salud extremeño.
«Con este sistema, el médico puede dedicar mucho más tiempo a atender a sus pacientes en vez de tener que pasar parte de su jornada rellenando recetas, una labor puramente amanuense», destaca Pedro Claros, presidente del Colegio Farmacéutico de Cáceres.
De hecho, una de las mayores pegas que se pone al sistema hasta ahora es que las órdenes de expedición de medicamentos en las recetas electrónicas caducan a los seis meses o al año de su emisión, y los pacientes «tienen que volver al médico, y ya no quieren por la pérdida de tiempo que ello representa», explica la farmacéutica Estrella Carmona, de Santa Amalia, una de las cuatro propietarias de farmacia que participan en el proyecto piloto.
Primeros sufridores
Estrella Carmona ha sido una «de las sufridoras» del experimento, reconoce el presidente del Colegio Farmacéutico de Badajoz, Cecilio Venegas, por los innumerables problemas técnicos surgidos a lo largo del primer año de pruebas, que han complicado en gran medida el trabajo y la vida de los profesionales participantes en la experiencia.
En reconocimiento de su labor y de su colaboración desinteresada en el proyecto, los Colegios Farmacéuticos han decidido entregar las medallas de oro de su institución a los titulares de las cuatro farmacias que iniciaron el experimento: los hermanos Luis y Aurora Ceña y Estrella Carmona, de Santa Amalia, y Manuel Pedregal y Paloma Casero (Malpartida de Cáceres).
A pesar de todos los problemas sufridos, el 40% de las recetas que se han firmado hasta el momento en las dos localidades participantes en el experimento han sido electrónicas. De las 218.730 recetas emitidas durante el primer año de pruebas de la experiencia, 88.164 fueron electrónicas.
¿Por qué no han sido más si el sistema es ventajoso? Pues porque la receta electrónica ha comenzado a extenderse sobre todo a los enfermos crónicos, explicó Pedro Claros, y además sólo puede realizarse por el momento en los despachos dotados con un ordenador, descartando las visitas que los médicos realizan a los domicilios o fuera de los centros de salud.
Otro hecho fundamental que ha impedido la emisión de más recetas electrónicas han sido los numerosos fallos informáticos que ha soportado el sistema en su primer año de funcionamiento, destacó Cecilio Venegas. «Ha sido un año apretadito», reconoció sin ambages.
Cambio de las tarjetas
En muchas ocasiones, los problemas técnicos eran consecuencia directa del mal estado de las bandas magnéticas de las tarjetas sanitarias actuales. «Está demostrado que los extremeños cuidan más su tarjeta Visa que su tarjeta sanitaria. No se percatan de que, aunque con la primera pueden gestionar su dinero, la segunda es la llave que nos abre la puerta al mundo sanitario», criticó.
La observación de estos fallos continuados de las tarjetas durante la experiencia piloto ha permitido constatar que sería imposible extender el sistema de las tarjetas electrónicas a toda la región si éstas no se sustituyen por las de chip, que no se estropean, son infalsificables, y además es el modelo elegido para la Tarjeta Sanitaria Europea que se está diseñando en estos momentos, advirtió Pedro Claros.
Este asunto ya ha sido planteado a los responsables sanitarios del SES y, según asegura Cecilio Venegas, la Junta proyecta ir sustituyendo progresivamente las actuales tarjetas por otras nuevas con chip, lo que conllevará un enorme esfuerzo económico y técnico.
La Consejería de Sanidad ha confirmado que el proyecto está en una fase muy avanzada de su preparación, pero prefiere no dar más detalles «hasta que no esté más desarrollado».
Líos de bases de datos
Otro asunto que habrá que solventar en el futuro, tal como ha quedado de manifiesto durante el primer año de pruebas, es que el Ministerio de Sanidad, el Sistema Extremeño de Salud y los Colegios Farmacéuticos de Extremadura deben homologar sus bases de datos.
«Hay que llegar a un acuerdo para que las tres instituciones utilicen la misma base de datos actualizados porque, en el 99,9% de las veces no hay problemas, pero también surgen bastantes líos por utilizar diferentes nomenclaturas», lamentó Venegas.
El «último lío» ha sido a cuenta de la expedición del medicamento 'Dalsy sobres', que ha salido recientemente excluido de la financiación por el sistema sanitario, aunque algunos médicos han seguido recetándolo al desconocer el asunto.
El problema surge cuando el paciente acude a la farmacia con una receta correcta en todos sus términos, pero cuyo medicamento prescrito tiene que ser abonado en su totalidad por el paciente si quiere llevárselo, explica Isidora Romero, secretaria técnica del Colegio Farmacéuticos de Badajoz. «Lo mismo ocurre con el 'Claritine', el medicamento que anuncian ahora en televisión para las alergias, que ha salido del sistema de financiación pero que «aún siguen recetando algunos médicos en Extremadura», señala Pedro Claros.
Por el momento, se planea extender en breve la experiencia de la receta electrónica a otros dos pueblos extremeños de diferente perfil a los primeros, que se caracterizaban por ser pueblos pequeños, con dos farmacias y dos centros de salud en cada una de las localidades.
Este verano podrá obtenerse también la receta electrónica en Puebla de Obando (Badajoz) y Cilleros (Cáceres), que se diferencian de las anteriores por disponer de una sola farmacia y un consultorio en cada uno de los municipios.
A gran escala
De todas formas, los dos Colegios planean poner a prueba todo el sistema con un experimento a gran escala, durante el que se introducirán a la vez el más de millón de recetas que suelen tramitarse en Extremadura al mes «para ver qué caudal de información admite la red y para saber qué ocurriría si se adhirieran al sistema las 300 farmacias de la región», anunció Cecilio Venegas.
Para organizar todos los detalles del experimento está ya convocada para el lunes una reunión con responsables del SES, de los Colegios Farmacéuticos, y de Telefónica, que es la empresa que instalará y gestionará la intranet en toda Extremadura.
Pero además el sistema será sometido a más evaluaciones para calibrar con exactitud sus beneficios y puntos débiles.
Esta misma semana los Colegios Farmacéuticos extremeños han encargado al sociólogo Ramón Fernández Díaz, miembro del grupo de investigación de Estudios Sociales, un estudio sobre el funcionamiento de la receta electrónica que servirá para elaborar el Libro Blanco de la Receta en Extremadura.
El estudio se iniciará en junio con la colaboración del SES y de la Consejería de Sanidad, e incluirá entrevistas a los pacientes, médicos y farmacéuticos de las dos localidades en las que se desarrolla el proyecto piloto.
Ppara comparar los datos, se realizarán las mismas entrevistas a pacientes, médicos y farmacéuticos de dos pueblos extremeños en los que se sigue operando con la receta tradicional: Casar de Cáceres y Arroyo de San Serván.
«Cuando tengamos el estudio, podremos saber de verdad qué opina el público, los médicos, y los profesionales farmacéuticos de esta iniciativa», señaló Venegas
Extremadura es la segunda comunidad autónoma que pone en marcha este proyecto, por detrás de Andalucía, que ya lo tiene plenamente implantado.
La receta electrónica incluye los mismos datos que la tradicional receta en papel (identificación del médico prescriptor y del paciente, y datos del medicamento prescrito) pero en formato informático.
Toda la información de la receta que realiza el médico se transmite desde el ordenador del centro de salud a una base de datos del SES comunicada con otra base de datos del Colegio de Farmacéuticos, a la que se accede desde las farmacias por una intranet privada.
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